
Bajamos por la senda que nos llevaba al pueblo del santuario y como siempre allí decidimos dejar la subida al mismo para otro día, sobro todo al principio porque sabes que cualquier sobreesfuerzo luego te puede pasar factura. Bajamos después hacia el embalse encontrándonos unas cabras montesas (ojo como suben las cuestas y sin suspensión).
Una vez solucionado el problema nos dirigimos a buscar la senda desde la Casa del Conde. Cada uno la bajo a su ritmo porque es la tipica senda para disfrutarla bajando...
Una vez abajo y reunido el grupo nos dirigimos hacia el Tranco del Lobo con el que algún miembro biciquingo (usease yo) tenía alguna deuda pendiente. Nos hicimos la foto de rigor y emprendimos la marcha hacia arriba intentando superar cada uno como podía al calor y las duras rampas del 24% que había en algunos tramos.
Y por último, nos dirigimos hacia Villa de Ves para terminar la marcha cada uno con las pocas fuerzas que disponía.
Antonio